lunes, 28 de octubre de 2013

Los SIG y las vías romanas del noroeste


El prolífico José Luis Vicente acaba de publicar, en la revista Mapping –una “Revista internacional de ciencias de la tierra” con abundantes trabajos sobre aplicaciones de los Sistemas de Información Geográfica- un artículo sobre su particular visión de la red viaria en el noroeste hispano, incluyendo consideraciones sobre su “génesis, trazado y nueva metodología para el estudio”. Partiendo de la discutible base de que el conocimiento de la red viaria romana hispana es “bastante deficiente”, tras una larga introducción para profanos (se supone que los habituales lectores de la revista), en la que se explican qué son las calzadas o el Itinerario de Antonino, se habla del uso de una metodología basada en el empleo de Sistemas de Información Geográfica, conocidos desde hace dos decenios y que se vienen aplicando con éxito a los estudios territoriales, con o sin redes viarias romanas en ellos. El trabajo, que parte de algunos planteamientos arqueológicos no muy afortunados (como las disquisiciones sobre el miliario de San Justo de Cabanillas), finaliza con algunas recomendaciones, entre las que sobresale aconsejar el uso de los Sistemas de Información Geográfica. Buena ocasión, sin duda, para recordar a todos cuantos alguna vez hemos acometido estudios territoriales que es recomendable citar la bibliografía que se usa (porque no cabe esperar que José Luis Vicente haya conseguido componer su interesante trabajo usando únicamente lo que cita) y que el trabajo en solitario a menudo dificulta conocer estudios que equipos multidisciplinares vienen desarrollando en el mismo ámbito, como el proyecto que, desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se lleva a cabo en el noroeste peninsular y donde se utilizan, también profusamente, los Sistemas de Información Geográfica.

4 comentarios:

  1. Me gustaría que Marco Miliario me aclarara a mí, y de paso al resto de los lectores del "blog", si no es mucha molestia, porqué mis "disquisiciones sobre el miliario de San Justo de Cabanillas" son un "planteamiento arqueológico no muy afortunado".
    Por otra parte, el conocimiento de la red viaria romana hispana es bastante deficiente a día de hoy, pese a quién pese; baste señalar que ni siquiera se ha publicado ninguna hipótesis mínimamente consistente sobre el trazado castellano-leonés de una de las rutas romanas más emblemáticas, la mitológica "Vía de la Plata".
    La metodología de trabajo SIG que utilizo y Ud. menciona es un desarrollo personal mío que cuenta ya con varios miles de horas de trabajo invertidas (he dicho bien: miles de horas. El fruto lo verán Uds. muy pronto, a pesar del ninguneo orquestado desde ciertas instancias). Llegados a este punto procede aclarar que una cosa son los SIG, que llevan varias décadas inventados, y otra las aplicaciones específicas que de ellos se hacen para resolver problemas concretos; de ahí que la bibliografía citada por mí sea la que es. No obstante, si el redactor de la nota cree que mi trabajo se basa en otros anteriores, debería citarlos para poner en evidencia el presunto fraude que insinúa.
    Finalmente, cabe destacar que el autor de este escrito lee mucho, y cita escrupulosamente todo lo que utiliza en sus investigaciones, sin importarle la profesión del autor. Otros no tenemos esa suerte...
    José Luis Vicente González

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    1. Si a José Luis Vicente le parece que de lo que se dice en mi comentario se sigue una acusación de fraude, ello sólo puede deberse a dos cosas: o a que está muy acostumbrado a hacer frente a demandas y, por tanto, ya piensa que todo lo que se le critica va camino de acabar en los tribunales, o a que, pese a leer mucho (confesión que, francamente, produce cierto rubor), no entiende bien todo lo que lee.

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  2. Permítame comentar en este blog en dos partes, ya que mi respuesta no encaja en los estrictos límites de Blogger.
    Si bien no puedo asegurar que la poca fortuna de la que habla Marco Miliario es la misma que veo yo, sí puedo inferir que así es. Como es bien sabido en el mundo de profesionales y aficionados de las calzadas romanas, la imponente obra MINOH (como es conocido el lujoso corpus realizado por Rodríguez Colmenero, Álvarez Asorey y Ferrer Sierra) contiene una gran cantidad de información cuya sistematización ha supuesto una bendición para el estudio de las vías romanas en el noroeste. Sin embargo, la menos cuidada interpretación cartográfica de dichas vías tiene como hipótesis sobresaliente precisamente el paso de la Via Nova por San Justo de Cabanillas, justificada únicamente por la ubicación allí de un miliario. La iglesia donde se encontró fue realizada en una piedra ajena al lugar en el siglo XVI, con lo que no solo el miliario está deslocalizado. Además, la milla 23 a Astorga delata que de ninguna manera podía pasar por ahí la vía, ergo el miliario estaba desplazado necesariamente. La existencia de este miliario es utilizado como cuña para separar los trazados de la 18 y la 19-20, pero, sin embargo, su planteamiento no pasa por ahí. De hecho, lleva la vía más lejos todavía de dicho miliario. Algo no cuadra. Por tanto, solo puedo estar de acuerdo con la observación de Marco Miliario sobre lo desafortunado del planteamiento.
    Está claro que el conocimiento sobre las vías romanas es menos del que desearíamos, pero es lo que tiene la investigación, va avanzando a pasos. La Vía de la Plata no tiene estudios modernos, pero no olvidemos que sí que fue ampliamente estudiada y publicada en el año 1971. Dicha obra, que no voy a ser yo quien defienda su veracidad, indudablemente cuenta con un bagaje documental y gráfico que destaca entre los trabajos de la época en este país. ¿Un estudio más moderno? Pues, como he dicho antes, habrá que hacer un proyecto serio, solicitar financiación, realizar la investigación y publicar los resultados. Así se hace y no de otra forma. Invito a José Luis a hacerlo.
    En lo que no estoy nada de acuerdo es en el supuesto uso novedoso de los SIGs por parte del autor. Es cierto que estas herramientas existen hace mucho, y es cierto que en arqueología son utilizadas desde más recientemente. Pero no hay ningún arqueólogo que en los años 90 no se haya empezado a topar con las posibilidades ofrecidas por el análisis espacial. Está claro que no hay, ni nadie se ocupa de hacerlos, protocolos específicos para resolver cuestiones de arqueología, o de vías romanas. En el SIG, como bien sabrá el autor, los análisis se realizan con cálculos de resistencia, rutas óptimas, cruzando capas de condicionantes, etc., etc. Todas estas son herramientas que se desarrollan, a veces por parte de esforzados "sigeros", y después pueden ser aplicables en multitud de contextos, entre ellos el campo que nos ocupa. Es trabajo del especialista saber comprender la información que necesita tratar, incorporarla, y realizar los análisis que puedan iluminar el mejor camino. Sin embargo, en los brochazos que se pueden ver en el artículo, y en otros artículos e ítems de prensa que han aparecido recientemente, no se distingue nada de esto. Admito que no he leído la investigación en sí, pero es normal ya que no se ha publicado todavía. Pero, por lo que veo en el texto, e intuyo en las imágenes, el uso del SIG está muy lejos de ser un análisis espacial que haga un mínimo de uso del tremendo potencial de esta herramienta. Si usamos el SIG solo como una forma de comparar cartografía, ortoimagen y fotografía aérea, pues estamos haciendo algo bastante sencillo, que muchas herramientas bien populares permiten hacer (Google Earth ó Maps, los visores del MAGRAMA o el CNIG, o el ITACYL).
    Fin de la parte I.

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  3. Si lo que hacemos es medir distancias, pues nada es más rápido y cómodo que el Google Earth (bendito sea, hace tan poco era un sueño...). Nada de esto sugiere un uso del SIG realmente interesante. Estoy ansioso de leer lo que hace para poder juzgarlo con justicia, pero le aseguro que lo que se transmite hasta ahora no es nada impresionante. Los modelos de datos presentados no encuentran una plasmación directa en los resultados expuestos, y no pasan de unas bases de datos concretas que, curiosamente, son el formato en que tanto el autor como yo tienen acceso a los datos arqueológicos de CyL.
    Cuando se habla del uso de fuentes no citadas, me atrevo a hablar por Marco Miliario, es porque es evidente que hay mapas, interpretaciones e información en general que no tiene cita alguna. Por ejemplo la introducción sobre las calzadas, si bien comprendo que es un texto divulgativo, debe, como mínimo, citar una obra de referencia donde aquel interesado pueda aprender más y mejor sobre ello. La distancia de una milla romana es un tema nada baladí, especialmente en el noroeste. Sin embargo la medición de 1480m es dada sin duda, ni referencia a algún sitio donde se pueda ver el porqué de ella. También habla de “algunos autores”, pero no cita. Un vistazo a la bibliografía del artículo delata el hay poco interés por saber realmente lo que se ha hecho. Ni siquiera la obra de Severo Gómez Núñez, específica sobre el trazado entre Astorga y Bergidum, y un clásico, parece ser siquiera conocida.
    Finalmente, hemos de apuntar otros problemas vistos en el artículo:
    • La Figura 14, que tiene sus propuestas, desgaja la vía militar de la via vicinalis. Este uso de “viae vicinales” como una supuesta alternativa civil, ¿es idea suya?. También lleva la militar descendiendo atropelladamente de Montealegre al valle. ¿Ha comprobado las pendientes? De hecho, la Figura 21 de ese tramo difícilmente puede considerarse una antigua calzada por su morfología en sección. La calzada real, en efecto, está pasando por enfrente, como ya se ha dicho, pero no ha citado.
    • En esta misma figura (me centro en ella porque es de lo poco que se puede ver de sus conclusiones) marca como miliarios todos los hitos teóricos en su trazado, lo cual es muy confuso. El que sí hay, de la Ribera de Folgoso, en cambio, creo que no aparece.
    • Hay varias imágenes de supuestos perfiles y muretes de vías que, o están tomadas de tal manera que no se aprecia, o directamente nada tienen que ver con vestigios de calzadas. Las dos fotos de los padrones son tan evidentemente no miliarios romanos que quedo perplejo por su uso. ¿Es idea suya?
    En conclusión, me permito sugerirle al autor que nos proponga un estudio mucho más riguroso, y que nos permita leer la metodología y resultados de una manera abierta. Así se podrá juzgar su trabajo por su calidad. Usted se queja constantemente de una persecución, de que el mundo académico-científico le deja de lado, etc. Es fácil quejarse de las cosas. Sin embargo, aparentemente, su manera de demostrar que su trabajo vale es aparecer en medios propios (lo cual dice mucho), o en medios totalmente ajenos al campo sobre el que trata, como para evitar que juzguen su obra los que pueden juzgar. O, eso sí, a través de la prensa local. Si realmente tiene un uso del SIG novedoso, demuéstrelo, y defiéndalo en los foros donde hay que hacerlo, pero no se esconda, ni lamente su suerte, ni se convierta en otro iluminado más, que está este país en situación de exportarlos.
    Un saludo.

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