Acaba de salir a la luz el libro titulado El barrio minero de Sierra Menera: la huella gráfica de una vida (1900 – 1987). Publicado por Iberkeltia y el Centro de Estudios del Jiloca, es uno de los primeros productos del proyecto Paisajes de Celtiberia, al que en este blog ya nos hemos referido anteriormente. Se trata de una recopilación de viejas fotografías de cuando el barrio minero de Ojos Negros estaba en pleno esplendor, bajo el paraguas de la Compañía Minera de Sierra Menera, que se encargó de agotar definitivamente los filones minerales que llevaban siendo explotados desde época celtibérica; la recopilación fotográfica se acompaña de un DVD que trata independientemente algunos aspectos puntuales de la formación del barrio minero.
Con esta publicación comprobamos cómo la arqueología industrial, que por fin anda viviendo la prosperidad que cabría esperar después del cambio radical sufrido por los métodos productivos en muchos campos, ha abierto el foco de sus investigaciones pasando del edificio industrial concreto que se estudiaba para destinarlo a contenedor de otros usos (casi siempre culturales), a estudiar procesos industriales y, ahora, el paisaje industrial y su territorio. La publicación de este espléndido librito sirve, en fin, recordarnos hasta qué punto somos capaces de exprimir y modificar un territorio y la contemplación de estas imágenes antiguas, y del paisaje actual, permiten recordar con nostalgia el esplendor de una tierra roja ahora olvidada, cuya decadencia tratan algunos de evitar.
Con esta publicación comprobamos cómo la arqueología industrial, que por fin anda viviendo la prosperidad que cabría esperar después del cambio radical sufrido por los métodos productivos en muchos campos, ha abierto el foco de sus investigaciones pasando del edificio industrial concreto que se estudiaba para destinarlo a contenedor de otros usos (casi siempre culturales), a estudiar procesos industriales y, ahora, el paisaje industrial y su territorio. La publicación de este espléndido librito sirve, en fin, recordarnos hasta qué punto somos capaces de exprimir y modificar un territorio y la contemplación de estas imágenes antiguas, y del paisaje actual, permiten recordar con nostalgia el esplendor de una tierra roja ahora olvidada, cuya decadencia tratan algunos de evitar.
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