Creía uno, en su optimismo natural, que en esta crisis tendríamos, al menos, el consuelo de que algunos munícipes "repensaran" su urbanismo y lo recondujeran hacia soluciones más razonables de las planteadas hasta ahora. Pero no, el ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial mantiene intacto su diseño del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, cercando de casas y polígonos y de "ofertas intelectuales para satisfacer demandas de cultura" (?) el entorno patrimonial y paisajístico de este lugar premiado en 1984 con la distinción de Patrimonio de la Humanidad. El monte Abantos, el entorno del Monasterio, la histórica dehesa de Monesterio se han convertido de nuevo en blanco de los "urbanistas", que pretenden sustituir con edificios lo que constituye el principal patrimonio del municipio. Se habla, como en otras ocasiones, de "propuestas renunciables", pero nos tememos que tras la renuncia a esas propuestas particularmente desaforadas se esconda la intención de que la gente trague con el mal menor, y acepte, resignada o no, que el "pueblo tiene que crecer". Crecer, ¿para qué? Cuando los principales valores con los que se cuenta son el patrimonio histórico y el natural, destruir el patrimonio histórico y el natural para construir casas no parece lo más acertado.
El daño, irreversible como siempre que se trata de urbanizar grandes extensiones de terreno virgen, es particularmente doloroso para quienes nos dedicamos al estudio de los caminos: la urabnización de la finca Monesterio, a varios kilómetros del casco urbano de San Lorenzo, incidirá sobre uno de los escasos paisajes históricamente preservados de la Comunidad de Madrid y sobre un yacimiento romano de primera magnitud, quizá el asiento de la Miaccum de los itinerarios romanos, cuestión sobre la que, en el último número de El Nuevo Miliario, vuelven Jesús Rodríguez Morales y Jesús Jiménez Guijarro. Pero no es sólo la arqueología el argumento preocupante, es constatar una vez más que muchos no son conscientes de hasta qué punto destruir el pasado heredado, el patrimonio histórico y natural, supone hipotecar el futuro.
lunes, 13 de julio de 2009
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Visité El Beneficio y Monesterio en diciembre del 98, de la mano de las investigaciones de nuestro llorado Gonzalo Arias, y me llamó la atención la presión de las urbanizaciones colindantes sobre la primera, detenidas a duras penas por el limes natural que representa la orilla sur del río Guadarrama. Parece increíble que se haya mantenido indemne hasta el momento, a tenor de lo que compruebo en el SigPac. Los prados de la dehesa ejercerán un efecto mágico, una llamada ineludible al ejército “civilizador” que, impaciente, acampa en sus aledaños. Intuyen desde su posición privilegiada, que tarde o temprano, lo tomarán al asalto.
ResponderEliminarPero, si de asaltos hablamos, también me gustaría lamentarme, del que supone para El Nuevo Miliario, la arribada de un estilo dialéctico tan poco afortunado, tan desconocido en estas páginas (y en las Extravagantes), como el que emplea el Sr. Jesús Jiménez Guijarro en el mencionado último número de la revista (8, 06-09, 101-106).
Creo que ataques personales tan virulentos, extensos, injustificados y desproporcionados, ataques que se responden a sí mismos, no deberían tener cabida en el Miliario, bajo pretexto de proporcionar una información científica de interés viario.
Y si obedece a un gusto particular, ¡que de todo se ve en esta campa!, será menester que su pluma aprenda los trucos y sutilezas de otros más elegantes (no los míos desde luego), para poder decir del prójimo lo que uno quiere, pero resultando a los lectores más bien egregio, ni mucho menos zafio.
Entiendo que este caballero no usa el mismo tono en su comunicación al Madrider Mitteilungen, y no acierto a comprender si el encabezado de “debate” del Miliario, le autoriza a tratar esta publicación, a sus lectores y suscriptores, como si de un foro no moderado de Internet se tratase. Está equivocándose.
Quizá sea el aprovechamiento de una respuesta rápida y poco madurada, la que ha hecho del mal gusto, del empleo de informaciones personales y de la falta de respeto, la columna vertebral que hace pasar inadvertidos los argumentos que desea exponer en el artículo; por lo que no estaría de más recordarle, lo que él mismo ensalza del Instituto Arqueológico Alemán, en cuanto a normativa y plazos de publicación (…y no quiero pararme a pensar ¿con quién estaba comparando?), “…para evitar que los textos no planteen absurdos o temas baladíes”, y es que no se sirva de ofertas tan generosas y vivaces como la presente, si va a ser incapaz de mantener el tono de educación apropiado.
Falló, en definitiva, el debido filtro Editorial, que debía haber exigido un re-planteamiento de las formas; pero claro, D. Jesús Guijarro nos diría que es un defecto inherente al estatus de los responsables de la Revista, “que no son consejeros de redacción a full-time”.
José Luis Fernández Montoro
Decidí hace tiempo no concurrir a las polémicas dialécticas asociadas a la investigación histórica. Cualquiera que indague en esta red de redes comprenderá cómo empezó todo este asunto y en qué está derivando.
ResponderEliminarLes ruego me disculpen si mi respuesta pública les pareció airada. Jamás me he tenido por persona carente de educación.
Nada saben ustedes de las trabas que la generación de esta polémica ha supuesto para la puesta en valor del yacimiento. Nada saben ustedes de cómo estas inquinas han influido de forma negativa en nuestros desvelos por mantener intacto un territorio frágil como el que circunda a la posada de Collado Mediano. Nada saben ustedes de todo esto y este desconocimiento, que no nos justifica en el hablar o en el escribir, les justifica a ustedes en sus manifestaciones.
Recuerdo aún con alegría la visita de Gonzalo Arias al yacimiento, tantos años después de su descubrimiento y publicación. Recuerdo con cariño el tiempo que pasamos conversando sobre este extremo y sobre otros en los que, como siempre, dibujó el trazo mágico de su generosidad. Pero también recuerdo con mucha lástima la intimidad de sus palabras al referirse al Miliario...y a la situación de enfrentamiento que vislumbraba. Recuerdo que decía, con dolor, que no podía entender cómo unos, para la creación del Nuevo Miliario, le solicitaban que se apartase a otros del camino...Comento esto porque sus palabras me llevaron a la reflexión.
Lamentablemente en este país nos alegramos más del fracaso de un vecino que del logro propio.
Quizás los planteamientos de nuestros trabajos iniciales espolearon las del todo injustificadas peleas dialécticas que siguieron...muchas de ellas alentadas, incomprensiblemente, por los mismos a quienes invitamos a las excavaciones para debatir acerca del hallazgo.
Recuerdo, no con mucho agrado, algunas de estas visitas. Muchas de ellas conjugaban más el adjetivo posesivo y la defensa de lo propio que el interés del enclave. Lo lamenté mucho entonces.
Desde que decidimos presentar una propuesta alternativa para Miaccum, siguiendo en mucho a Don Gonzalo, El Beneficio se convirtió en arma mortífera para el mismo yacimiento. Las descalificaciones jamás han reparado en el interés de las excavaciones. Nunca han tomado en consideración, los constantes críticos, el esfuerzo que desde este reducto hicimos para defender propuestas alternativas a la conservación del enclave y de sus alrededores animando la redacción del Manifiesto en Defensa del Guadarrama, en el momento en que más arduo era el debate sobre el futuro Parque Nacional.
Jamás he tenido la oportunidad de leer en estas páginas un dato positivo sobre el nuevo aspecto que tiene el enclave. Ni una alabanza a las frenéticas actividades científicas que realizamos, ni un reproche a la Administración de la Comunidad de Madrid por haber frenado, durante años, por un mal, envidioso e insidioso asesoramiento, los trabajos de investigación y puesta en valor del enclave.
A nadie he oído, de todos estos salvadores del Patrimonio, señalar la incoherencia de que se destinasen cientos de miles de euros a poner una nueva cara (en todos los sentidos) a la vía de la Fuenfría mientras se dejaba en el olvido los tramos inferiores de la misma.
Hoy he roto este silencio, espero que por última vez, para pedir disculpas por esas palabras que ofendieron sin que fuese esa la intención primera. Pero también para pedir a los lectores de estas líneas que traten de acercarse a Collado Mediano, al Beneficio, y procuren verlo desde otra perspectiva. Que se fijen en el Centro de Interpretación -más o menos bonito- en el entorno verde que se ha creado...en las labores de divulgación...y en los trabajos que seguimos, como podemos, para entregar al público general un yacimiento tan interesante como es la Posada de El Benefico. Poco importa ya que sea Miaccum o la misma Atlántida.
Seamos críticos, pero desde el conocimiento exhaustivo de los acontecimientos reales y no desde los sesgos intencionados que unos u otros publiquemos.
Jesús Jiménez Guijarro
"recuerdo con mucha lástima la intimidad de sus palabras al referirse al Miliario...y a la situación de enfrentamiento que vislumbraba. Recuerdo que decía, con dolor, que no podía entender cómo unos, para la creación del Nuevo Miliario, le solicitaban que se apartase a otros del camino..."
ResponderEliminarEn El Nuevo Miliario no contestamos a determinadas cosas; aún cuando, como esta, y como cualquier lector comprenderá, sean mentiras redondas. Que se contestan por sí mismas.
El "entorno verde" a que se refiere este señor, ¿no es una cañada sumamente antropizada por rotondas, mesas de ladrillo (!), señales de piedra, palos de madera (pintados de rojo)?
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